
Del seguimiento ciego al trabajo consciente
En tiempos donde proliferan caminos que nos invitan a renunciar a la vida terrenal, al deseo, a los vínculos, incluso a la familia, como forma de liberación espiritual, es necesario hacer una pausa y preguntarnos:
¿Es realmente necesario rechazar lo humano para alcanzar lo divino?
En muchos discursos actuales, se afirma que el mundo es un mar de sufrimiento y que solo alejándose de la materia, obedeciendo reglas estrictas y confiando plenamente en una autoridad espiritual externa, se puede alcanzar la liberación.
Pero… ¿y si el camino no fuera escapar del mundo, sino despertar en él?
En Desarrollo del Ser proponemos otro camino: el Cuarto Camino, basado en las enseñanzas de Gurdjieff
“El hombre tal como es no puede hacer nada. Todo le sucede. Su única libertad es despertar.”
— G.I. Gurdjieff
El Cuarto Camino no propone renunciar al cuerpo ni al mundo. Tampoco se basa en seguir dogmas ni gurús. En cambio, nos invita a trabajar sobre uno mismo en medio de la vida cotidiana, usando el conflicto, la emoción, el deseo y la contradicción como materia prima para el desarrollo interior.
“Un hombre que no se observa es una máquina. Cree que quiere, cree que ama, cree que elige… pero todo en él es reacción.”
— P.D. Ouspensky, Fragmentos de una Enseñanza Desconocida
No se trata de negar lo externo. Se trata de transformar lo interno.
Muchos caminos enseñan que la vida humana es una carga, que el deseo es una trampa, que traer más vida al mundo es una prolongación del sufrimiento. Desde esa perspectiva, se rechaza el cuerpo, el placer, la familia, los lazos… y se orienta todo hacia una supuesta pureza espiritual a alcanzar tras la muerte o mediante una estructura de obediencia.
Pero el Cuarto Camino afirma:
“Renunciar al mundo antes de conocerte a ti mismo, es esconderte detrás de una túnica espiritual.”
— Inspirado en Gurdjieff
Aquí, el cuerpo no es un error: es una herramienta.
El deseo no es un enemigo: es un combustible.
La vida no es un obstáculo: es el laboratorio del alma.
El Cuarto Camino no promete salvación. Promete fricción.
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Fricción entre lo que crees ser y lo que realmente eres
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Fricción entre tus pensamientos, tus emociones y tus actos
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Fricción entre el impulso a repetir y la posibilidad de elegir
“La mayoría de los hombres mueren como nacieron: dormidos.”
— G.I. Gurdjieff
¿Y tú, qué estás buscando?
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¿Un sistema que te diga qué hacer o un camino que te enseñe a verte?
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¿Una verdad revelada o una verdad descubierta a través del trabajo constante?
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¿Un escape del dolor o una forma de transmutarlo en conciencia?
Aquí no hablamos de liberación futura. Hablamos de presencia real aquí y ahora.
No buscamos seguir a nadie. Buscamos dejar de seguir al piloto automático que gobierna la mayoría de nuestros actos.